Diciembre del 17.

Si, si, sé que estamos en 2018.

A pesar de haber pasado ya -por suerte- un año, aún recuerdo con exactitud lo difícil que fue este mes para mi.

Fue un mes de decisiones muy difíciles y meditadas. Fue un mes de cambios. Cortar de raíz con la toxicidad que rondaba en mi día a día.
Muchas veces me pregunté si me había equivocado, si cualquier otra opción hubiese sido más correcta.

El 2018 comenzó de forma muy inusual. Entre lágrimas, con mucho glamour, pero también fuera de casa. Empecé el año haciendo cosas que no había hecho nunca. Algunas de ellas rompieron muchos antiguos miedos.

Poco a poco, el año empezó a trompicones, con el corazón en un puño. La ley de vida ataca y quiere llevarse a lo que más quiero y duele, duele mucho. Por suerte de nuevo, aún se mantiene, aún sigue respirando aunque le suponga una batalla diaria.

Me dolerá en el alma cuando finalmente se vaya, pero también he aprendido, de ella, que cuando no quedan ganas de luchar y aguantar, por mucho que duela y agujeree el alma, hay que dar amor, gracias y respetar que alguien se quiera marchar.

Entre tanta oscuridad, llegó algo de luz a mis días. Algo que me cambiaría para siempre. Little Mayte, dos de mis mejores amigos han sido padres. Ver como el amor vence y tiene fruto, qué dulce.
Te ves más mayor.. empiezan a suceder cosas tan preciosas como esta y claro..

Esta cobardía mía, innata y oculta que tengo me pedía que huyera, que me fuera lejos de todo para sanar los monstruos que venían a visitarme de vez en cuando. Poner tierra de por medio y tiempo acabaría con esta monotonía tóxica a la que estaba anclada.

Puse todo mi empeño en ello y en 2 semanas tenía un contrato de 5 meses en Alemania y un billete solo de ida. En ningún momento tuve miedo, me sentía orgullosa de huir y dejar atrás todo lo que pesaba.

Entonces apareció él.

Literal, que la primera vez que nos vimos fue 3 o 4 días después de firmar el contrato.

Vi en sus ojos una ilusión y unas ganas propias de una de las mejores pelis moñas de Hollywood.
A riesgo de perderlo, le expliqué la situación. Podría haberse quedado en un café.

A día de hoy, seguimos tomando café, dormimos, discutimos, vamos a conciertos y cada día somos un poquito más felices.

Desde que llegó a mi vida, he ido cosechando éxito tras éxito. He ido superándome a mi misma, logrando sacar mi mejor versión cada día.

Acabó el curso académico. Eufórica con lo conseguido, a todos y cada unos de los niveles. Todo estaba bien en todos los ámbitos.

MIERDA, ahora todo aquí era maravilloso, no quería marchar, el cambio de aires que necesitaba lo había conseguido. Tenía una persona espectacular a mi lado que había destruido esa rutina repetitiva y contaminada.

Aunque me lo plantee muchas veces, la decisión correcta era siempre la misma, tenía que continuar con lo que había empezado unos meses atrás. Había dado mi palabra, me considero una persona íntegra y cumplo con lo que digo. Cueste lo que cueste, duela lo que duela.

Las dos primeras semanas de Junio las pasé llorando y haciendo maletas. Empecé a temer que podía perder para siempre lo que tenía aquí y estrellarme con lo que estaba por venir.

Pero le eché cojones y me fuí, con lágrimas en los ojos y mirando atrás, por si era la última vez que lo veía.

La verdad es que no me costó adaptarme y estuve cómoda desde el momento uno. Tuve mucha suerte.

A día de hoy puedo decir que un cachito de mi corazón se quedó allí, que los voy a considerar ''familia'' siempre y que espero seguir siendo parte de ellos y ellos de mi.

Fueron 5 meses en los que fui 'María Dunse', fueron 5 meses que me han enseñado cosas que sigo sin saber explicar. Me vi en situaciones que como poco te curten como ser humano, que me han dado aún más fuerza para afrontar la vida sin ningún tipo de duda o miedo.


Hace poco más de un mes y unos días que llegué para quedarme. Ya estoy casi aterrizada del todo.
Aún me sigue sabiendo todo demasiado dulce, pero creo que podré llevarlo.

Empecé de inmediato con el mejor trabajo del mundo, debería haberme dejado unos días de descanso y adaptación es cierto, pero me sentía entusiasmada por volver a hacer lo que tanto amo. Mis niños aunque no tan niños, estaban a la espera.

Cuando me quise dar cuenta, era Diciembre, estaba cogiendo un avión dirección Londres con ahora sí, mi alma gemela

Y me dije..en esta misma semana hace un año.. estaba, no sé, con unas dudas existenciales que dolían como puñaladas y ahora me encuentro haciendo un sueño realidad, cogiendo un avión con una persona que me quiere y quiero, que me coge de la mano para pasear, me besa como un loco aunque estemos en medio de Mercadona y que tiene ganas de ver el mundo conmigo.

Despido este año con el alma llena de felicidad plena.

Siendo mejor persona y más fuerte.
Con la gente que más quiero aún aquí.
Creciendo profesionalmente cada día.


Y finalmente y espero no equivocarme, aunque algo muy dentro me dice que no,
con mi persona de la mano.

Gracias a todas esas personitas que lo han hecho posible.
Mi familia de sangre y la que se elige.

Cuento con todos vosotras y vosotras, para este próximo año y hasta que deje de respirar.

Por ser la última incorporación, por llegar a cambiar todo a mejor.
Por aguantarme y esa paciencia infinita.
Por quererme como me quieres.




Te quiero,

Os quiero.


2019.. estoy preperada.



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