Tu última entrada.

Llevo queriéndote demasiado tiempo.

Lo he hecho de todas las formas posibles.
A escondidas, a viva voz, en silencio y entre lágrimas que ahogan.

Incluso te lo he admitido a ti. Más de una vez, aún sabiendo que tu respuesta me terminaría de destrozar. A pesar y después de todo, tú vas a ser siempre el amor de mi vida. Único e irreemplazable.

Me obligué a mi misma a superar 'lo nuestro'. Me dispuse a comerme el mundo y besar todos los labios que hicieran falta para alejarme de ti.

Y lo hice. Besé cientos de sapos que morían por ser mi príncipe y castillo.
Saber de ti me daba pereza. Que quisieras saber de mi me producía rechazo, ¿qué cosas eh?.

Me sentía orgullosa conmigo misma pues te había superado. Aunque era lo último que quería hacer en esta vida, lo había conseguido.

Las agujas del reloj siguieron volando. Me cansé de humanos corrientes que no me daban más de 20 minutos de placer. Mi corazón había cicatrizado y estaba dispuesto a ser roto de nuevo.

Super consejito del día, Tinder no es la solución. Al menos no fue la mía.

El cuerpo y la mente me pidieron un descanso. El corazón no se mencionó. Supongo que él también estaba cansado de perder el tiempo.

Y la vida, tan puta como de costumbre, me la volvió a jugar. Te plantó en mi puerta un miércoles cualquiera.

Me dijiste que venías nervioso, que no sabías que ibas a sentir al recogerme de nuevo. Se me heló el corazón cuando dijiste que parecía que nunca habías dejado de hacerlo.

Fuimos a un parque, como adolescentes que no tienen donde ir para amarse a escondidas. Juro que cada vez que me tocabas una sensación se apoderaba de mi. No se si era miedo o amor, pero nunca antes había sentido algo así.

Jugabas con mis dedos, me pediste que me casara contigo entre bromas. Pero la noche no había hecho más que empezar.

Tus sentimientos empezaron a calarnos. 'Me haces mejor persona', 'No he encontrado a nadie como tú', 'Contigo puedo ser yo, puedo abrirme y estar abierto y cómodo'.., me dejaste desnuda y llorando frente a ti. Suerte que hace siglos que me quedé sin lágrimas.

'El sentimiento que tuviste por mi, fue más mutuo de lo que tú crees, pero fui un cobarde'.

Imaginad por un momento, poneros en mi zapatos: el amor de tu vida llega tras cuatro años sin noticias para decirte que él también estaba enamorado pero que fue un cobarde. Si, esa cara se me quedó a mi.

Te pedí que me llevaras a casa, demasiada información en muy poco tiempo. Sobresaturada, en tu coche, en mi puerta, 3 besos de despedida. Los dos típicos y digamos que el tercero se te escapó, que fue un error.

Pasé meses intentando entender qué me quería decir la vida con aquello. Me terminé conformando con un, bueno, al menos una vez amaste y fue correspondido. No eran imaginaciones tuyas, no era humo.

El problema vino después. Tanto reflexionar aquellas palabras me llevó a un precipicio sin salida. Recordarte, recordarnos, tu tacto, tus palabras.

Me he vuelto a enamorar de ti.

Eras y eres todo lo que pido a la vida. Existes. Perfectamente imperfecto.

Hemos tenido un par de citas, con situaciones muy diferentes. A tu lado, ser feliz se queda muy pequeño. Cuando me abrazas juro que se me para mundo. Me pusiste te quiero en un post-it. Ni sabes te imaginas la repercusión que ha tenido en mi. Solo diré que lo he plastificado por si algún día se me ocurre romperlo.


Pero hoy he borrado tu número y esta es tu última entrada,

porque llevo queriéndote demasiado tiempo.

 










Comentarios

Entradas populares